Un altar mestizo

La importancia de un Altar mestizo

Cuando comencé un camino en busca de oralidad (específicamente cuentos), fui recorriendo comunidades en latinoamérica que me brindarán la oportunidad de conocer de primera fuente relatos, tradiciones, costumbres y un sin fin de tesoros que venían de la mano de abuelas y abuelos indígenas.

Y con ellos aprendí a rezar, toda mi vida lo había hecho de manera mecánica, “pidiendo” o cantando, frente a las imágenes que me parecían dolorosas o tristes.

Y cuando me enseñaron lo que era un Altar mestizo todo cambió para mi.

Un altar mestizo es un espacio sagrado en el corazón de nuestros hogares, donde tenemos la imagen real de los elementos de la tierra, donde colocamos objetos que nos recuerden la maravilla de la creación con colores, olores y texturas que nos digan: “Mira, este planeta es maravilloso y abundante, y tú eres como él”

Me explico mas… este altar debe tener un elemento que represente la tierra, el agua, el aire y el fuego, como elementos que me constituyen y constituyen el Todo.

Entonces, podría ser así: colocas un pañuelo, un paño bonito, un aguayo o una gasa de color en una mesita y comienzas a distribuir los elementos que simbolicen al Agua (copa, fuente, conchitas, etc), Aire (plumas, inciensos, copalera, etc), Fuego (vela), Tierra (cuarzos, piedras, rocas de colores, pocillos con semillas, legumbres, o flores y plantas).

Además, imágenes de tus maestros espirituales, de la divinidad a la cual crees, de tus ancestros y de ti misma o de tu familia como centro.

Mis años como madre de 3 hijos waldorf me dió también el gran regalo de entender este altar como “Mesa de estación”, donde en cada estación del año, festejabamos los frutos, las semillas, las rocas o las flores. Siempre, lleno de color y alegría.

Y junto a este Altar mestizo, mis hijos, mi marido y yo, hemos podido celebrar la vida, cantar nuestras canciones, festejar cumpleaños y espacios de rezo de gratitud y confianza, y en mi camino terapéutico, mi sostén espiritual, donde coloco los nombres de mis pacientes y los voy rezando mientras dura nuestro tiempo de terapia.

Cada vez que voy a una casa a Sahumeriar, también sostengo mi rezo en mi Altar y me siento completamente conectada con la Divinidad y con mi propia fuerza también.

Quise compartir esto contigo porque es fácil de hacer y porque estoy segura que puede cambiar tu vida… Levantarte cada mañana y encender 5 minutos la vela de tu altar para decir: “Confío en la vida” y en la noche nuevamente para decir “Gracias por todo lo vivido”.

Aprendamos a ser mujeres “ceremoniantes” en nuestro hogar, como lo hacían las abuelas que consagraban sus casas como templos y rezaban barriendo, cocinando y criando hijos con una sabiduría que viene de vuelta.

No importa si trabajas todo el día, mirarlo por un ratito te brindará confianza, estabilidad y certeza de que la Vida es maravillosa.

Por último, en este Altar es donde he tenido desde hace años la foto de mi madre, con quien he vivido una relación que ha necesitado de amor y tolerancia por parte de ambas. Y donde he trabajado con mucha fuerza el perdón, la aceptación y la generosidad. 

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